La famosa secuencia de Agente 007 contra el Dr. No (Dr. No, 1962, Terence Young), todo un icono de los años 60, en la
cual Ursula Andress aparece del mar ataviada con un bikini blanco, es un
magnífico ejemplo de cómo los arboles no dejan ver el bosque, de como la sola
presencia de Andress es suficiente para que no prestemos atención a lo que
realmente sucede, que no es otra cosa que una sucesión de absurdos tan
atractivos como delirantes, pero que funcionan en el conjunto de la película.
Pongamos al lector en situación. James Bond (Sean Connery) y
Quarrel (John Kitzmirrel) recalan a bordo de un bote aprovechando la noche en
la isla de Cab Crey, la cual está altamente vigilada, ya que en ella tiene
situado su centro de operaciones el malvado Dr. No. Bond propone descansar
antes de que amanezca. El sueño como tantas veces en cine es un fundido en
negro.
Amanece con un plano de la paradisiaca playa del Caribe
Jamaicano, Bond despierta tumbado en la arena bajo unas palmeras, vestido
completamente de azul, impecable como siempre. No le ha despertado el ruido del
mar, ha sido una voz femenina, así que no duda en coger su "walther
ppk" y ver de donde proviene. Mira hacia la orilla de la playa y ve salir
del mar cantando a Usula Andress, ésta se quita las gafas de buceo, sigue
cantando y se suelta el pelo (no olvidemos que es una isla peligrosa y
vigilada) y examina las caracolas que ha recogido del mar. Por supuesto ante la
visión de la espectacular suiza no nos preguntamos donde demonios está Quarrel.
Bond la sigue mirando desde la distancia, sonríe con ironía y canta la canción
él también, Ursula se sorprende y asustada pregunta quién es. Nuestro héroe da
un saltito y se aproxima a ella con apostura. Plano medio con ella de espaldas y Bond
acercándose, ella tímidamente camina hacia atrás alejándose, Bond le dice que
no se asuste, ella le pregunta que si está...¡buscando conchas!, el británico
dice que sólo miraba y añade que...¡no la robará sus conchas! así que ella se
enfada y saca un cuchillo, él dice que sus intenciones son honorables, ella enfunda
el cuchillo con donaire y recoge sus conchas. Pasean por la orilla (insisto, la
isla se supone que es peligrosa) y se presentan. Ella se llama (ojito) Honey
Ryder, él , ya lo sabemos. Bond dice que
si ha venido en vela, ella resignada dice que no tiene otro remedio, él
firmemente dice que les han descubierto porque el Dr No y sus secuaces tienen
radar, brillante deducción, digna del mejor agente secreto británico.
Ella dice que no lo cree porque su bote es muy
pequeño, que ya lo intentaron y no lo consiguieron en otras ocasiones y que suele
venir a coger conchas. Llegados a este punto deberíamos preguntarnos para que
tanto riesgo por unas simples conchas y también donde se ha metido el bueno de
Quarrel. Bond insiste en que les han descubierto y que deje las conchas. Honey
se carga de razones, se ofende y dice que ni de loca, que las vende...!a cinco
dólares en Miami!. Bond mira al suelo, no dice nada, la mira, perfectamente podría
pensar A)que está como una autentica
regadera o B) que lo entiende, con lo cual el no estaría mejor que ella.
Por si no fuera suficiente el absurdo, Honey le pide que no desvele el secreto. Bond con toda naturalidad se lo promete. En esto aparece el bueno de Quarrel corriendo y gritando, alertando de un peligro, viene una lacha rápida. El plano bien podría ser considerado un anticipo del Godard de Pierrot el loco (Pierrot le feu, 1965) en el uso del color, Quarrel va de rojo, Honey de blanco y Bond de azul. Ante el inminente peligro inician la huida corriendo, Bond muy caballeroso carga con la bolsa de conchas.
Por si no fuera suficiente el absurdo, Honey le pide que no desvele el secreto. Bond con toda naturalidad se lo promete. En esto aparece el bueno de Quarrel corriendo y gritando, alertando de un peligro, viene una lacha rápida. El plano bien podría ser considerado un anticipo del Godard de Pierrot el loco (Pierrot le feu, 1965) en el uso del color, Quarrel va de rojo, Honey de blanco y Bond de azul. Ante el inminente peligro inician la huida corriendo, Bond muy caballeroso carga con la bolsa de conchas.
Nota: Ni que decir tiene que de las conchas nunca más se
supo.
A.H.