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Blow-up (Ídem, Michelangelo Antonioni;
1966) cuando se habla de la conversación parece casi obligado, lo que en
Antonioni era un discurso acerca de la imagen que daba pie a un ejercicio metacinematográfico
sobre el montaje, en Coppola lo es sobre el sonido y montaje sonoro;
posteriormente De Palma en Blow-out (Ídem, Brian de Palma, 1981) mezclará ambas
ideas de forma interesante.
Harry
Caul (Gene Hackman) es un experto en sistemas de vigilancia que es contratado
por un alto empresario para realizar un trabajo de espionaje a su esposa, con
la que piensa que tiene una relación uno
de sus empleados. Lo que parece un trabajo rutinario para Harry se complica
cuando descubre que detrás de hay encubierta una trama de asesinato. El proceso
de descubrimiento de la trama es todo un prodigio de utilización del sonido,
con un complejísimo y esplendido montaje sonoro (del gran Walter Murch). En la
película de Antonioni ocurría algo parecido, el personaje encarnado por David Hemmings
descubría como se cometía un asesinato en el proceso de revelado de unas fotos
que había realizado en un parque. Pero la gran diferencia entre los dos
personajes estriba en su profesión; Hemmings es fotógrafo, Hackman es un espía,
lo que posibilita a Coppola crear un personaje mucho más interesante a la vez
que articula un discurso acerca de la
moral de su profesión, la culpa y la paranoia.
¿Es
moralmente reprobable lo que hace Harry Caul? En ese sentido Harry estaría
mucho más cercano al personaje de James Stewart en La ventana indiscreta (Rear
Window; Alfred Hitchcock, 1954), ¿Es moralmente aceptable lo que hace James
Stewart aunque resuelva un asesinato? Desde luego la postura del director
inglés es mucho más cínica que la del americano. Coppola condena la profesión de Harry (aunque se
disculpe diciendo que él sólo realiza las grabaciones, no los actos que de éstas se derivan) pero
no crea un personaje deplorable u odioso, al contrario, siente misericordia
por él en su patetismo, aunque acabe preso de la paranoia.
Para
crear un gran personaje cinematográfico no basta con escribir un gran papel,
hay que dar con el actor idóneo para representarlo, en este caso es imposible
hacerlo mejor que Hackman, que con una actuación introvertida, apoyándose en
gestos, miradas, vestuario (ejemplar la idea de llevar siempre impermeable haga
el tiempo que haga, acentuado así su temperamento paranoide) da una lección magistral de
contención interpretativa.
Es portentoso como Coppola condensa en imágenes su visión de Harry Caul, cómo condena sus
actividades sin resultar moralizante, haciéndolo mediante la sugerencia, ahorrándonos
los discursos y alejándose de la tediosa retórica.
La justamente famosa secuencia inicial es un ejemplo
de ello, el equipo de Harry Caul esta grabando la conversación de la pareja
sospechosa de infidelidad que pasea por una concurrida plaza de San Francisco.
Es un comienzo que descoloca al espectador que no sabe lo que está pasando y
que intuye que se trata de un asesinato por cómo está planificado; un ayudante de Harry esta apostado en lo alto
de un edificio apuntando a la pareja a través de una mira telescópica, después descubriremos
que se trata de un potente micrófono dirigido. El planificar las escucha como
si fuese un asesinato es significativo de las intenciones de Coppola.
Más
adelante un atormentado Harry va a intentar de impedir lo que él cree que va a
ser un asesinato, por lo que reserva una habitación contigua a donde sospecha
que se cometerá y se prepara a ejecutar otra escucha. Tantea las pareces
buscando el mejor sitio para colocar el micro y se decanta por el cuarto de
baño, al lado del inodoro. Vemos a Harry tumbado al lado del sanitario colocando
el micro y posteriormente escuchando lo que sucede en la otra habitación. Harry
está escuchando en el sitio donde se defeca, la postura de Coppola, como en la
secuencia antes citada es más que evidente.
Pero Coppola a la vez siente compasión
por Harry, su inadaptación social y la culpa que arrastra (hace años por una grabación
hecha por él mataron a tres personas) matizan sus actos.
Volviendo
de nuevo a la secuencia de apertura vemos que la pareja espiada se para al lado
de un mendigo que está tumbado en un banco de la plaza y mantienen una pequeña
conversación en la que manifiestan su lastima por la situación del indigente,
mientras vemos un plano de éste tumbado en el banco. Más adelante al acabar un
pequeña fiesta después de una convención de espionaje y seguridad, un grupo de
colegas de Harry van a el edificio donde trabaja a tomar unas copas. Después de
una discusión Harry se queda sólo con una mujer que parece atraída (interesada)
por él. Pero Harry está obsesionado con la escucha de la pareja y pone la cinta
con las grabaciones, no parece interesado en acostarse con la mujer. Ésta lo
convence y lo recuesta sobre un camastro, entretanto seguimos escuchado la
grabación. Mientras la acompañante se desviste vemos un plano de Harry abatido,
ido, con la mirada perdida, escuchamos la conversación que los amantes
tenían cuando miraban al indigente en el banco, Harry está encuadrado en la
posición del paria. Se oye: "Pienso que alguna vez fue un bebé y tuvo una
madre y un padre que lo amaron, y ahora está allí, medio muerto en un banco del
parque".
A de la Hoz.