"Una historia
verdadera" pasa por ser la película más emocionante, lírica y delicada
de David Lynch. Posiblemente así sea, junto con "El hombre
elefante". Mucha culpa de esto lo
tiene la historia elegida, el trayecto de un anciano en una cortacésped para
visitar a su hermano gravemente enfermo ,(recordemos que es el único guión
ajeno que filma Lynch), y también el interprete escogido, un genial Richard
Farnsworth.
Además de temas e intérpretes esa sensibilidad de que hace
gala "Una historia
verdadera" está apoyada por la
puesta en escena de Lynch. He aquí la diferencia entre un gran cineasta y un
artesano o un mero ilustrador. Esto se puede comprobar en un movimiento de
cámara realmente prodigioso que desde el primer visionado me dejó perplejo,
porque aparte de ser un movimiento sumamente delicado y poético tiene una
función narrativa clara.
Situémonos. El anciano Alvin inicia el viaje a bordo de su
cortacésped. El objetivo narrativo es mostrar la lentitud del viaje en
segadora, esto se puede hacer de muchas maneras pero la escogida por Lynch es
de una sencillez y una belleza sublimes.
Suena la genial partitura compuesta por Angelo Badalamenti
para el film. Comienza el movimiento de cámara, siguiendo las líneas amarillas
de la carretera, iguales a las de "Carretera
perdida" (Lost highway,
David Lych, 1997), pero si en aquel magnífico film eran mostradas a cámara rápida
a ritmo del "I´m deranged"
de David Bowie aquí son mostradas a la velocidad que lleva la cortacésped y al
ritmo sosegado de los acordes de Badalamenti. La cámara comienza a elevarse
lentamente, mientras casi imperceptiblemente se desplaza un poco a la derecha dejándonos
ver a Alvin conduciendo la segadora. Continua el movimiento lento y ascendente
rectificando hacia la izquierda y mostrándonos una larga recta, sigue ascendiendo hasta encuadrar un cielo
azul con nubes grises muy pictórico.
Lo normal llegados a este punto seria cortar el plano, pues
ya nos ha quedado claro que Alvin, conduciendo su segadora va a tardar
muchísimo tiempo en recorrer la distancia que lo separa de su objetivo. Pues
bien, es en este punto donde se demuestra el talento de Lynch, donde otros
cortarían, él sigue. Mantiene el plano del cielo unos segundos (deja pasar el
tiempo), inicia el movimiento descendente y vemos que el bueno de Alvin en el
tiempo que dura el plano apenas ha avanzado unos metros a bordo de su segadora.
MAGISTRAL.
A.H.
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