Como bien dijo FranÇois Truffaut
respecto a L´atalante, "Jean Vigo no coloca delante de su objetivo más que lo real que el transforma en fantasía, y filmando la prosa, logra sin esfuerzo la poesía."
El argumento de L´atalante es en extremo
sencillo y responde al planteamiento clásico visto en innumerables ocasiones;
Amor-crisis-ruptura-reconciliación.
Pero la gran diferencia está en cómo
Vigo trasciende un argumento lleno de tópicos para dotar a la película de
hermosura y lirismo. Para conseguir esto no recurre a momentos climáticos en el desarrollo de la
historia de los dos enamorados, interpretados con gran acierto por Dita Parlo y
Jean Dasté, sino que utiliza el recurso de la sublimación de los momentos más cotidianos
de la convivencia de la pareja a bordo del barco L´atalante en su improvisada
luna de miel por los canales de Paris. En la exaltación de estas acciones
rutinarias es donde mejor se aprecia el talento de Vigo, su forma de rodar, de
una libertad y hermosura extraordinarias. Pero la libertad con la que filma no
debe ser entendida como una sucesión de excentricidades o provocaciones (lo
habitual en muchos cineastas, a los que con ligereza se les califica de
"libres") sino que es verdaderamente libre porque no es deudora de lo
clásico, ni de modas. A veces es realista, a veces artificial, a veces vemos un
documental, otras una obra de vanguardia, surrealismo, naturalismo, todo
conviviendo en perfecta armonía, momentos hipnóticos dan paso a otros ordinarios
sin que haya fractura en la narrativa.
Hay una secuencia entre Dita
Parlo y Michel Simon, en uno de los camarotes que denota mucho de lo que es la
película, de su libertad absoluta. La secuencia vista sin tener ningún tipo de
dato sobre personajes o hilo narrativo, diseccionándola de manera aislada, es
una secuencia de terror y así está rodada. Permitámonos pues hacer el ejercicio
de analizarla de manera independiente.
Juliette (Dita Parlo) baja al
camarote de Jules (Michel Simon) y queda sorprendida de la cantidad de objetos
estrambóticos que lo pueblan, según cuenta Jules los ha ido acumulando en sus
diversas travesías por el mundo. Juliette se ha adentrado en un territorio
"prohibido" y está fascinada, se acerca a la oreja una concha para oír
el mar. En ese momento al fondo del encuadre aparece Jules, con su indumentaria
harapienta, desgarbado, feo, siempre con la boca abierta, visto aisladamente es
una presencia amenazante, sabemos que no lo és, pero está rodado como si lo
fuese. Jules se acerca a ella y le muestra más objetos, relojes musicales,
cajitas de música, que con su sonido, unido a la estrechez y barroquismo del
decorado lo hacen todo más desasosegante. Jules le muestra a continuación una
marioneta que tenía tapada con un viejo saco, comienza a manejarla, es
horriblemente fea, escalofriante, Vigo la encuadra en contrapicado acentuando
más el carácter siniestro del muñeco (otro de los iconos el cine de terror), a
Juliette parece divertirla. Siguen conversando, mirando más objetos, Jules cada
vez más cerca de Juliette, como un viejo rijoso buscando el contacto de la
joven. Los encuadres en picado potencian más la sensación de agobio y amenaza.
A ella le llaman la atención unos cuchillos, la cara de felicidad se torna una
mueca de sorpresa, Jules la corrige y la dice que es una navaja; acto seguido
se hace un tajo en la mano, muy cerca del rostro de Juliette,ella no parece
creer lo que está viendo cuando Jules comienza a lamer libidinosamente la
sangre que brota de la herida delante de ella. Preocupada por el corte que se ha
autoinflingido Jules se apresura a buscar unas vendas, pero de repente un gato
salta repentinamente sobre ella, otro elemento más, por si eran pocos, convertido por el uso en un clásico recurso
para asustar en las películas de terror. Ella se aparta el gato de encima con violencia
y abre la puerta de un armario. Vigo coloca la cámara en el interior del mueble,
de esta manera vemos lo que ella no puede ver, otra de las premisas básicas
para crear inquietud y suspense, tener más información que el protagonista. Lo
que vemos son unas manos cortadas metidas en formol en un tarro, una visión
escalofriante. Ella las manos no las puede ver porque se lo impide un
fotografía enmarcada. Coge la fotografía que es un retrato de un hombre y se la
muestra a Jules preguntándole si es él el de la foto y dejando al descubierto el
bote con las manos. Jules le responde que no, dice que se trata de un amigo
muerto hace tres años. En ese momento ella ve las manos, asustada y con una
mueca de horror y asco le pregunta sobre el origen del siniestro bote; a lo que
Jules responde que son las manos de su amigo, el único recuerdo que conserva de
él.
Lo grandioso, y lo que pone de
manifiesto el talento libérrimo de Jean Vigo es que la construcción técnica y
dramática de la escena es clásica del género de terror. Reacciones, planificación,
encuadres, clímax, todo visto aisladamente evidencia su adscripción al genero terrorífico,
pero ensamblada en el resto de metraje no tiene nada de terrorífico, ni tampoco
paródico. Vigo bebe de fuentes reconocibles para hacer algo completamente
nuevo, talentoso y completamente personal.
A.de la Hoz.
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