Inicialmente Hiroshima mon amour
iba a ser un documental sobre las consecuencias de la bomba atómica en
Hiroshima, pero parece ser que Resnais no estaba convencido del todo de éste
planteamiento y reclamó los servicios de Marguerite Duras para la escritura de
un nuevo guión. El documental sobre las atrocidades cometidas en Hiroshima se
convirtió en la historia de amor (adultero) entre una actriz francesa, que rueda
una película en la ciudad nipona y un japonés. La intensidad de los sentimientos
que experimenta ella (los protagonistas carecen de nombre) hacen aflorar el
recuerdo de un antiguo amor en su ciudad natal, Nevers. Allí, ella se había
enamorado de un soldado alemán durante la ocupación germana de Francia, en la
segunda guerra mundial. El soldado acaba muriendo en sus brazos, ella será
ridiculizada y vejada por los vecinos de Nevers y encerrada en el sótano de casa por sus padres, que
se avergüenzan de ella.
A medida que avanza la relación
amorosa en Hiroshima va aflorando la antigua relación de Nevers. Nevers se
interpone y a la vez es reflejo de una relación avocada al fracaso y al
sufrimiento. La anterior relación aparece cuando vuelven a aparecer en ella los
mismos sentimientos de amor y pasión que experimento en su adolescencia con el
soldado alemán.
Los diálogos y monólogos escritos
por Duras, en ocasiones parecen un poema recitado, las interpretaciones
sonámbulas, los lentos movimientos de cámara, la arquitectura de una Hiroshima
nocturna, llena de neones, consiguen un
aire de ensueño permanente, acorde con las pretensiones de Resnais, interesado
en escrutar los mecanismos que rigen la memoria. Las dos historias se nos van
narrando de forma fraccionada, ocupando la historia de Nevers cada vez más
metraje y fusionándose con la de Hiroshima. Aunque la historia de juventud esté
situada temporalmente en el pasado, Resnais no la usa a modo de flash back, es
decir, nos va contando la historia de Nevers para que veamos las consecuencias
que tiene en la relación actual en Hiroshima, pero, mediante un magnífico uso
del montaje, hace que la historia sea presente, porque en realidad Resnais está
filmando la memoria, el tiempo mental, por lo tanto solo hay presente, los
recuerdos son presente. De este modo subjetiviza la historia y consigue la
unidad temporal, y por consiguiente, la unidad geográfica.
En este sentido resulta magnífica
la secuencia en la que Emmanuelle Riva deambula de noche por las calles de
Hiroshima, oímos su voz "Devórame / Defórmame a tú imagen / para que nadie
después de ti / entienda el porqué de tanto deseo" y Resnais va mostrando alternativamente imágenes
de su paseo por Hiroshima e imágenes de Nevers, en su mente las dos ciudades
son una, una ciudad de amor y sufrimiento. Resnais utiliza lentos travellings,
casi siempre en contrapicado para así dar mayor significado al lugar. Seguimos
paseando por Hiroshima (o Nevers) y escuchando sus pensamientos. La vemos
pasear perdida, decaída; en un lento travelling en retroceso, vemos que va a tomar
una calle, oímos esto: "Y llegará un tiempo / en que ya no sabremos
nombrar lo que nos unirá / El nombre se borrara poco a poco de nuestra memoria
/ Y acabará desapareciendo del todo" en ese momento dobla la esquina y
desaparece del encuadre, Resnais entonces rompe la planificación de travellings
parsimoniosos y hace un barrido, encuadrando la calle paralela a la que ha
tomado ella. Calle vacía...el olvido.
A.de la Hoz.
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