jueves, 25 de julio de 2013

TAKE SHELTER. Jeff Nichols. (2011.)

OTRO PUNTO DE VISTA.

Resulta curioso encontrar un número (creo que bastante numeroso) de aficionados y una parte de la crítica "especializada" refiriéndose a "Take Shelter" como una película apocalíptica, cuando en realidad el tema del apocalipsis (la gran tormenta) es secundario, es el mcguffin  y lo realmente importante es el proceso que sume progresivamente a Curtis (Michael Shannon) en la locura.


(Antes de nada, recomiendo seguir leyendo si se ha visto la película, pues seguidamente analizaré la secuencia final, dicho lo cual, tampoco me detendré en poner en antecedentes al lector).

En la última secuencia Curtis tiene de nuevo otra visión en la lejanía de una terrible tormenta que se acerca. Si esta secuencia estuviese planificada desde el punto de vista de Curtis, como el resto del metraje, seguiríamos sin dilucidar si los sueños y alucinaciones de Curtis son un vaticinio o simplemente un proceso (como en la escena anterior diagnosticaba un médico) hacia la demencia.
Pero Nichols, en esa última escena cambia el punto de vista.
Curtis está jugando con su hija en la playa y esta se da cuenta de que se acerca la tormenta, Curtis la ve, se gira y también ve la tormenta. Hasta aquí podríamos pensar que puede ser otro sueño de Curtis. Continuamos. Samantha (Jessica Chastain),  la mujer de Curtis sale al porche de la casa y también ve la gran tormenta acercarse, ve como llueve aceite, como antes lo vio Curtis, se miran. Con esta planificación podría seguir quedando la duda de si los sucesos nos siguen siendo dados a través de los ojos de Curtis. Es entonces donde Nichols introduce el plano de la película, que no es otro que un plano de la tormenta de fondo, con Samantha de espaldas en primer término, exactamente, y esto es lo más importante, el mismo plano con el que empieza la película, sustiyendo a Curtis por Samantha. En ese momento hay un cambio de punto de vista, fundamental para entender el final de la historia.


 En el siguiente plano aparecen juntos los tres en el porche. Samantha con cara de asombro dice "OK". Lo importante es que no hay plano de transición de Curtis y su hija acercándose al Porche, está montado bruscamente, plano de Samantha mirando la tormenta y en el siguiente plano, misteriosamente aparecen los tres juntos, dando así la sensación de que al experimentar Samantha lo mismo que Curtis ha servido para unirles todavía más, quedando de este modo el final abierto a dos posibles interpretaciones:

A) Que la tormenta sea real y Curtis en vez de enfermo sea un profeta, un visionario.

B) Que Samantha haya aceptado la enfermedad de su marido, empatice con él , y afronten juntos su enfermedad.

A.H.

jueves, 11 de julio de 2013

LA REGLA DEL JUEGO. Jean Renoir. (1939.)

LA DANZA DEL ESQUELETO.




En La regla del juego(La règle du jeu, 1939, Jean Renoir) Renoir pone de manifiesto el total desinterés por cuestiones trascendentes de la sociedad Francesa en los años inmediatamente anteriores al comienzo de la segunda guerra mundial. Para lograr esto se sirve de un grupo de personajes que pasan unos días en una mansión, preocupados únicamente de sus banales devaneos amorosos. Intrigas e infidelidades, conflictos entre diferentes clases sociales (aunque ninguna de ellas se libra de la crítica) se dan cita con un tono en apariencia ligero, narrado todo ello en planos secuencia largos, amplia profundidad de campo, con una cámara llena de movilidad y personajes que entran y salen de escena  continuamente.


Hacia la mitad del metraje hay una magnífica secuencia en la que queda reflejada de forma ejemplar una de las ideas que quiere transmitir el director francés, la indiferencia hacia el conflicto bélico que se avecina.
Dicha secuencia empieza con las teclas de un piano moviéndose solas haciendo sonar una animada melodía, la cámara en un lento travelling  recorre las teclas del piano y a los invitados cercanos a éste, unos mirando absortos las teclas del piano y otros mirando hacia el telón del escenario, totalmente estáticos. De esta forma se produce un efecto de extrañamiento, como de tiempo detenido, el estatismo choca aún más debido a que anteriormente todos los personajes no han dejado de moverse a lo largo del metraje, parecen hipnotizados.
 Continúa el movimiento de cámara, encuadre del escenario y cae el telón apareciendo en escena tres figuras ataviadas con sabanas a modo de fantasmas y con paraguas, delante de ellos al borde del escenario tres candiles que sirven de iluminación. Los tres inician una extraña danza, aparece entonces otro hombre disfrazado de esqueleto con un bastón que también comienza a bailar. Se corta el plano, encuadre de dos invitados mirando también como hipnotizados. Nuevo encuadre de los fantasmas y el esqueleto que bajan del escenario y comienzan a moverse entre los espectadores con los candiles en la mano. Los invitados se carcajean.


 Es una gran idea de puesta en  escena que la única fuente de iluminación de la escena sean los candiles, pues esto permite a Renoir y a Jean Bachelet (director de fotografía) crear una iluminación muy focalizada y con mucho movimiento, dirigiendo así nuestra mirada a lo que quieren que veamos.
El esqueleto vuelve al escenario, continua la danza, se lleva la mano a la frente, en un gesto que simula observar al público presente. Acto seguido comienza un nuevo travelling de ida y vuelta mostrando a más invitados, una pareja de amantes besándose, su pareja buscándola, la anfitriona tonteando con otro invitado, el amante de ella que lo ve... Lo importante es que a nadie le interesa la función, (recordemos que la función es la danza de un esqueleto, la muerte) pero todo el mundo se esfuerza en aparentar que le interesa, todos siguen la regla del juego.

Esta secuencia es un claro ejemplo de cómo contar cosas de manera implícita, de forma elegante, sin caer en lo discursivo, de confiar en el espectador y de paso hacerlo de una manera elegante y virtuosa...maestría. 

A.H.