jueves, 26 de diciembre de 2013

domingo, 15 de diciembre de 2013

JACKIE BROWN. Quentin Tarantino. 1997.

(ANTI)ESTILO TARANTINO.



En Jackie Brown hay una clara intención por parte de Quentin Tarantino de apartarse de la violencia que caracterizó sus primeros dos largometrajes, y que, según una parte de la crítica, era consustancial a su estilo y bien utilizada en el contexto elegido por el autor, y según otros, era utilizada de una forma totalmente gratuita y sin la más mínima sensibilidad. Desconozco los motivos que llevaron a Tarantino a cambiar la manera de mostrar la violencia, si fue porque la historia se lo sugería, si tuvo algo que ver Elmore Leonard, co-guionista y autor de la novela en que se basa la película o fue porque quería cerrar algunas bocas demostrando que era capaz, si se lo proponía,  de renunciar a la violencia explicita. Sea como fuere,  Jackie Brown  es su cinta menos violenta, quedando en este sentido como aislada dentro del conjunto de su filmografía, pues en sus películas posteriores ha abandonado la senda que parecía iniciar con éste título.


De las cuatro muertes que acontecen a lo largo del metraje, la que mejor ejemplifica lo expuesto anteriormente es la muerte de Beaumont Livingston (Chris Tucker) a manos de Ordell Robbie (Samuel L. Jackson). Beaumont, que trabaja para Ordell se encuentra en libertad bajo fianza (que pagó el propio Ordell por medio de un intermediario). Fue detenido por la policía y colaboró con ella, lo que propició que también fuese detenida Jackie (Pam Grier) azafata de vuelo, que también trabaja para Ordell metiendo dinero en el país desde Mexico, procedente de la venta de armas. Ante este panorama Ordell decide eliminar a Beaumot temiendo que lo delate a él también. Seguramente, Tarantino en Reservoir  dogs o Pulp Fiction (o su filmografía posterior) hubiera filmado la ejecución de Beaumot de forma sangrienta, deleitándose en los detalles previos a ésta y la hubiera mostrado en toda su crudeza, pues bien, aquí la ejecución está rodada de manera elegantísima y sin ningún tipo de énfasis, digamos que, Tarantino la rueda de forma inversa a lo que se espera de un director de su estilo, veamos.


Es de noche y Ordell va a buscar a Beaumont a su casa con la excusa de que tiene para él un trabajo urgente, una especie de ajuste de cuentas con unos coreanos, para lo cual debe meterse en el maletero del coche con una escopeta, irán donde los coreanos, Ordell abrirá el maletero y él les apuntará con la escopeta. Como es lógico (pese a no tener muchas luces y estar colocado) a Beaumont le parece descabellado. Discuten y Tarantino lo filma con un ángulo que ya es marca de la casa, un contrapicado desde el maletero del coche. Al final Beaumonot accede y se mete al maletero a regañadientes. Plano de Beaumont en el maletero protestando, Ordell cierra la puerta violentamente y se pone al volante, pone música, se pone unos guantes de cuero mientras suena "Strawberry letter 23" de los Johnsons Brothers. Sabemos que se va a cometer un asesinato, y como Michael Madsen en Reservoir dogs, Samuel L. Jackson pone música, mismos elementos pero tono diametralmente opuesto. Ordell saca un revolver de la guantera, comprueba que está cargado, sube el volumen, gira la cabeza, dirige una mirada hacia el maletero, sonríe sádicamente y arranca el coche. La gran importancia de todos estos preliminares está en que Tarantino sabe que los espectadores (recordemos que  ya era una estrella absoluta) esperan que la muerte sea sangrienta, violenta y explicita.


Plano a ras de suelo y vemos el coche alejarse a la vez que cada vez escuchamos más lejana la música,( el uso de música diegética es importantísimo en esta secuencia) hasta que ésta es inaudible, el coche dobla la esquina y desaparece. La cámara comienza a desplazarse lentamente hacia la izquierda y a elevarse en un suave movimiento de grúa, dejándonos ver una especie de descampado urbano. Vemos aparecer los faros de un coche y comienza a sonar la música otra vez, aumentando de intensidad a medida que se acerca el coche, sabiendo de este  modo que se trata del coche de Ordell y que simplemente ha doblado la esquina. La cámara sigue fija en la altura viendo el coche a una considerable distancia, se apagan las luces del coche, la música se para, intuimos que Ordell se baja del coche, pues el plano es lejano y es de noche. Oímos a Beaumont gritar:" ¡Coreanos de mierda!" y oímos, casi inmediatamente, dos disparos, mientras vemos dos estallidos de luz en la lejanía. La cámara inmóvil, en la misma posición. Ordell sube al coche, lo arranca, vuelven a sonar "Strawberry letter 23", el coche se aleja. Beaumont está muerto. Tarantino lo ha rodado todo de una manera elegante, sin énfasis, jugando de manera maravillosa con la imagen y el sonido, con las distancias, con el punto de vista y lo que es más importante, descoloca al espectador, sorprendiéndolo, tirando por tierra las expectativas de los que acudían a las salas a ver otra "película violenta de Tarantino".

A.H.