martes, 10 de marzo de 2015

COLORADO JIM. Anthony Mann. 1953.

THE NAKED SPUR.


   Howard Kemp (James Steward), es un cazador de recompensas que intenta capturar a un forajido, Ben Vandergroat (Robert Ryan). En su camino se topa con un viejo buscador de oro, Jesse (Millard Mitchell) y con un ex-soldado (Ralph Meeker) que responde al nombre de Roy. Entre los tres logran apresar a Ben y a su acompañante Lina (Janet Leigh). Por delante se dibuja el traslado del forajido a Avilane para que sea juzgado y presumiblemente sentenciado a la horca. El trayecto servirá para poner de manifiesto la codicia de todos los personajes, a excepción de la chica, lo que hará que nadie pueda confiar en nadie. Cómo en la mayoría de los westerns de Anthony Mann el protagonista tiene un pasado del que intenta huir y que se revelará a lo largo del itinerario.


   Toda la película se desarrolla en exteriores, salvo un intenso episodio en una cueva, esto da pie a Mann a utilizar el paisaje de forma narrativa. Mann no solamente utiliza las bella orografía de Colorado  de forma estética, sino que la integra en la narración y planifica según la localización elegida. Anthony Mann es uno de los directores que mejor planifica los encuadres, aprovechando el espacio fílmico de manera grandiosa, tanto cuando utilizaba el formato panorámico, haciendo unas composiciones realmente brillantes aprovechando la horizontalidad del encuadre, como, en este caso, usando el formato 1.37:1. Una de las cosas que distingue a Mann de otros directores en este aspecto, es que aprovecha la tercera dimensión del encuadre, es decir, compone en profundidad las escenas, potenciando de este modo la narración.
   Un ejemplo definitorio de esta puesta en escena lo encontramos hacia la conclusión del relato, en una secuencia en la que se van añadiendo elementos y puntos de vista hasta lo inimaginable.


   Ben ha logrado escapar de sus captores gracias a la colaboración de Jesse, al que ha engañado prometiéndole llevarle hasta un cercano yacimiento de oro, Lina también les acompaña en la huida. Ben dispara a sangre fría al confiado buscador de oro, matándolo en el acto y dejando su cadáver en una roca cercana al río. Su estrategia es que los disparos atraigan a los otros dos miembros del grupo mientras él les dispara desde una roca más elevada. Llegados a este punto tenemos el paisaje rocoso y los rápidos del río cómo elementos naturales, junto con un cadáver,  Ben y Lina. Mann planifica la escena en plano picado, utilizando la profundidad de campo en vez de la composición horizontal, vemos al fondo el cadáver y contemplamos a Ben y Lina apostados mirándolo, expectantes a la llegada del resto. La violencia de la corriente del río añade tensión al momento, así como el sonido que emite el embravecido caudal de agua. Ben dispara a los tacones de las botas de Jesse para asegurarse que se oigan los disparos y alardear de su puntería. Mann ahora sitúa la cámara al otro lado, encuadrando las botas de Jesse y viendo al fondo a Ben disparar, de esta forma consigue que todo resulte más violento a ver como las balas hacen saltar trozos de roca cerca de la cámara.


   Llegan Howard y Roy; en la composición, en la que el cadáver era el fondo, ahora pasa a ser el punto medio, ocupando el fondo del encuadre Howard y Roy, y el espectador sigue viendo a dos personajes que vigilan. El punto de intersección de las líneas visuales que forman perseguidores y perseguidos es el cadáver. Es decir Mann amplia cada vez más la visión del espectador, alejándonos progresivamente, para que veamos más. Roy se enzarza en un tiroteo con Ben, mientras Howard aprovecha para atacar por la espalda del forajido (una vez comienzan los disparos cada vez cobra más importancia el uso del sonido diegético, balazos y el ruido de los rápidos). Ben escucha el ruido de la espuela de Howard, pues éste se está ayudando de ella para escalar y sorprenderle por la espalda. Al darse cuenta es Ben quien pasa a ocupar en centro de las miradas, es decir está entre la de Roy y la de Howard. Howard ha pasado a ocupar el lugar del espectador y el espectador se aleja más,  mirando como Howard intenta mirar a Ben, que a su vez intenta mirar a Roy. En esta intersección de puntos de vista ahora Ben ha pasado a ocupar el lugar que antes tenía el cadáver, huelga entonces decir lo que le espera.

A. de la Hoz.

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