miércoles, 25 de febrero de 2015

CARTA A TRES ESPOSAS. Joseph L. Mankiewicz. 1949.

ADDIE ROSS.



   Carta a tres esposas comienza con una advertencia, una delicada voz en off nos dice que los acontecimientos y personajes de la historia pueden ser ficticios y que cualquier parecido con "ustedes o conmigo" puede ser pura casualidad. Seguidamente comienza la descripción de una ciudad de la que también omite el nombre. A continuación,  seguirá la presentación de los personajes principales, que son las tres amigas de la narradora y sus respectivas parejas. La voz en off que nos va a guiar por la historia es la de Addie Ross (Celeste Holm) a la que no veremos nunca a lo largo del metraje (salvo un plano en el que vislumbraremos su brazo sosteniendo un cigarrillo mientras habla con el marido de una de sus amigas), pero que podemos llegar a conocer mediante los otros personajes. Este hecho es el artífice de que en un gran número de ocasiones (muchas más de las deseables) se compare el personaje de Addie con el de Rebeca de Winter, de Rebeca (Ídem; Alfred Hitchcock, 1940) otro gran personaje ausente; pero las diferencias son ostensibles entre las dos mujeres, es más, la única similitud es la ausencia de las imágenes (en el caso de Addie, ni siquiera es completa) y la fascinación / rechazo que produce en los personajes, porque a diferencia de Rebeca, Addie es el motor de la acción, es más, es la que la controla, la que maneja a los personajes, la que cuenta la historia, es una presencia activa, un ejemplo de que el uso de la voz en off puede enriquecer la puesta en escena y no, como sucede habitualmente, limitarse a subrayarla.


   Las tres amigas se disponen a ir a un picnic que se celebra una vez cada año, el primer sábado de Mayo, para lo cual tienen que coger un barco. Justo en el momento de embarcar reciben una carta remitida por Addie Ross en la que les comunica que abandona la ciudad con el marido de una de ellas, sin especificar. Durante el trayecto en barco y posterior picnic sabremos que las tres dudaran de la fidelidad de sus respectivos maridos, así como de la atracción que Addie ejerce sobre ellos y la envidia que la tienen sus amigas. La información nos vendrá dada mediante tres flashbacks, cada uno de ellos con un matrimonio como protagonista y en los que veremos por un lado la fascinación que sienten los tres maridos por Addie, la envidia de sus esposas, complejos, farsas, críticas de todo tipo...etc. Pero lo más interesante y que habitualmente se obvia, es cómo están introducidos los flashbacks, porque por cómo están expuestos podemos deducir que Addie tiene poderes, que es una bruja, o que todo lo que está contando es una invención.
   Como se ha visto, Adie cuenta la historia pero no está presente en los acontecimientos que describe, es imposible que tenga esa información, a no ser que cómo hemos dicho tenga un "don" o, por otra parte, se lo invente asistiendo entonces a una interesante muestra metacinematográfica.
Addie aparece descrita es todo momento perfecta a ojos de sus amigos, los hombres la adoran (parecen hechizados) y las mujeres envidian su perfección.


   El primer flashback.
Deborah (Jeanne Crain) está sentada en la cubierta del barco hablando con una niña que se dispone a leer un cuento, Deborah se va relajando y recostando en su silla, su mirada se torna perdida, en ese momento empezamos a oír la voz de Adie "¿Recuerdas tu primera noche en la ciudad?, Brad y tú, el acababa de salir de la armada. También fue el primer sábado de Mayo. ¿Es Brad?, ¿Es Brad?". Mientras Addie habla la cámara se aproxima lentamente al rostro de Deborah, y mediante un fundido encadenado pasamos al flashback. Las palabras de Adie, su cadencia, el lento movimiento de cámara, la mirada perdida, todo está planificado como si de una sesión de hipnosis se tratara. Addie utiliza sus poder para evocar recuerdos de Deborah, alimentando más la duda de la infidelidad a la vez que nos la mostrarán como una mujer acomplejada por su pasado humilde, en el mundo de apariencias que ha elegido vivir al casarse con Brad.


   El segundo flashback.
Rita (Ann Sothern) y Deborah conversan sentadas a la orilla del lago, del plano de ambas pasamos a un plano de Rita que enciende un cigarrillo y comenzamos a oír sus pensamientos. Se pregunta el motivo por el que su marido no ha ido a pescar, cuando es lo que hace todos los sábados, y además se ha puesto traje. Rita expulsa el humo de una calada y Mankiewicz nos muestra un contraplano de unos árboles con humo, creando de este modo una atmósfera onírica, mágica, mientras oímos las preguntas que se hace Rita como si fuesen slogans de radio, pero con voz distorsionada. De nuevo un fundido encadenado de su rostro con la mirada perdida nos introduce en el flashbach. En sus recuerdos Rita se revelará como una mujer que quiere trepar en su trabajo a toda costa, acomplejada porque su marido, profesor de escuela, gana menos dinero que ella.


   El tercer flashback.
Lora Mae (Linda Darnell) después de tener una conversación con Rita se queda mirando como gotea el desagüe de un lavabo, el rítmico sonido de las gotas hace de fondo sonoro a los pensamientos de Lora Mae. El uso del sonido es admirable, pues casi no oímos el goteo en la conversación pero a medida que Lora Mae se abstrae en sus pensamientos el incomodo goteo se hace más audible. Lora Mae mira como caen las gotas de agua mientras escuchamos la voz de Addie, superpuesta al incesante e incómodo goteo "Quizá no tienes todo lo que quieres"; otra voz distorsionada repite sus pensamientos a modo de cancioncilla infantil, como si de unas palabras mágicas se tratase. Un movimiento de aproximación al lavabo unido a otro fundido encadenado nos introduce en el flashback, donde veremos que el matrimonio de Lora Mae ha sido un matrimonio interesado con un hombre rico para el que trabajaba.


   Todos los flashback están introducidos, y planificados de manera que puedan parecer inducidos por Adie, por sus influjos y hasta ese momento ponen de manifiesto su venganza, dejando en evidencia a las tres amigas; pero en otro maravilloso giro de guión comprobaremos que el plan de Addie estaba diseñado para ayudar a sus amigas y salvar sus matrimonios, que salen fortalecidos de la experiencia, convirtiéndola en una especie de "Bruja buena".

   Por si la puesta en escena y la estructura narrativa no dejan suficientemente claro el carácter fantástico de la historia (nada raro por otra parte, Mankiewicz había filmado El fantasma y la Sra. Muir dos años antes) la película concluye con una copa que cae misteriosamente (¿Por arte de magia?) sobre una mesa y la voz de Addie despidiéndose de nosotros "En fin. Buenas noches a todos".



   A. de la Hoz.

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