lunes, 21 de enero de 2013

UN DIOS SALVAJE. Roman Polanski (2011.)



Polanski, es un director que se siente muy cómodo rodando en interiores, y en ésta ocasión la obra teatral de Yasmina reza en la que se basa "Un dios salvaje", le brindaba la oportunidad de rodar prácticamente la totalidad del metraje en interiores y a la vez articular un discurso crítico con los "códigos morales" imperantes en nuestra sociedad "civilizada.".
El punto de partida es la agresión que sufre un niño hijo del matrimonio formado por Jodie Foster y John C. Reilly a manos del hijo de matrimonio encarnado por Kate Winslet y Christoph Waltz. Estos últimos acuden a casa de los primeros para disculparse y resolver el problema de una manera adulta y civilizada. A partir de ahí se irán perdiendo las formas, los modales y cada uno dejará de "actuar" y se mostrará como realmente es.


El planteamiento es similar a "El ángel exterminador" de Luís Buñuel, aunque no tiene la radicalidad de la película del de Calanda y es mucho más accesible.
Polanski coloca la cámara en el sitio preciso, al igual que a los cuatro actores, logrando una narración fluida y nada manierista, haciendo que parezca fácil y natural algo que es realmente complicado. Además,  la película se desarrolla en tiempo real, algo que se nota que también está muy cuidado sobre todo en la calculada luz y (según Polanski) la cantidad de retoques digitales (prácticamente inapreciables).
El tono imperante es de comedia, a lo que ayudan sobremanera los cuatro protagonistas, todos ellos excelentes y muy bien dirigidos por Polanski, con escenas realmente logradas y una progresión dramática ejemplar, con diálogos críticos de los que prácticamente no se libra nadie, desde el mundo del arte, hasta los laboratorios farmacéuticos, pasando por ...¡"Jane Fonda"!


Sólo hay dos escenas rodadas en exteriores, el prólogo y el epílogo, a pesar de esto y en contra de lo que suele ser habitual en el cine del polaco (basta recordar "El cuchillo en el agua", "Repulsión", "Las semilla del diablo" o "El quimérico inquilino") los interiores no resultan en ningún momento claustrofóbicos, dando así prioridad a diálogos, situaciones y reacciones.
Un dios salvaje, sin llegar a las cotas de sus obras mayores, es una interesante película resuelta con mucho oficio y que pone (otra vez más) de manifiesto lo bien que se maneja Polanski en espacios reducidos.

A.H.

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